Historia del Ex Convento e Iglesia de San Francisco de Tehuacán

Historia del Ex Convento e Iglesia de San Francisco de Tehuacán

Historia del Ex Convento e Iglesia de San Francisco de Tehuacán:

 

En la cuarta década del siglo XVI posiblemente en 1535 ó 1536   los naturales de la región de Tehuacán con el deseo de contar de forma permanente con la asistencia espiritual de los Frailes Franciscanos a quienes tenían que ir a ver hasta Huejotzingo,  construyeron un templo y un convento al pie del Cerro Colorado, colaboraron para construir  esta gran obra  rápido, habitantes de Ajalpan, Zinacatepec, Miahuatlán, Tlacoxcalco y otros pueblos.

 

El padre Motolinía refiere en sus Memoriales que en Calcahualco la hicieron en terrenos elegidos por los misioneros, para que quedara cerca de varios pueblos y junto al camino real a Oaxaca y Guatemala que por ahí pasaba.

 

 

Tehuacán se tuvo que cambiar de ubicación:

Veinte años después diferentes circunstancias adversas les hicieron decidir que era necesario cambiarse de lugar porque ahí había plaga de hormigas y víboras de cascabel, el paludismo era endémico y también la mortalidad infantil que no permitía aumentar el número de fieles.

 

Los indígenas no querían abandonar ese lugar que con tanto trabajo habían construido y porque esa era la tierra de sus ancestros, pero ante la insistencia de los religiosos tuvieron que acceder y  se mudaron al sitio actual que fue adquirido al Mayorazgo de Don Alfonso  Prieto  de Bonilla en la cantidad de $ 3,059.00 y tres tomines, equivalentes a 220 maravedíes, antigua moneda española cuyo peso era de 3.8 gramos en oro y habían dado además el terreno que ocupaba el antiguo pueblo como parte del pago.

 

Junto con el nuevo solar adquirieron varias concesiones como dos surcos de agua de Alhuelican que recibirían diariamente los franciscanos y que de noche pertenecía al Barrio de Santiago Tula. En domingos y las cuatro fiestas religiosas solemnes las recibiría el pueblo de San Pedro Acoquiaco.

 

Los primeros trazos de la nueva ciudad:

No hay datos exactos de  en que año ni que fraile  hizo la traza de la ciudad de Tehuacán, pero  dejó al centro un cuadrado de trescientas varas por lado destinado a “plaza del mercado”.  Como el terreno estaba lleno de izotes se le llamaba “izotal” o “izotera” y fue mandado a limpiar por los frailes.

 

Aunque no se sabe con certeza el año del cambio del pueblo según las investigaciones de Don Joaquín Paredes Colín dan como fecha probable 1569 o 1570, mientras que el Maestro Salvador Cruz Montalvo nos dice que un terremoto ocurrido en 1580 fue el suceso que marcó el cambio al lugar actual.

 

Entre todos los vecinos de Tehuacán y pueblos circunvecinos comenzaron la construcción del nuevo convento, deben haberse dado prisa porque en 1586 se recibió la visita del Padre superior de la orden  porque ya se describe en la crónica de este suceso, pero otra vez un sismo derrumbó la bóveda y fue necesario cubrir su techo con madera hasta fines del Siglo XVI.

 

Empieza la edificación:

Grandes trabajos tuvieron que hacer los naturales en el nuevo pueblo, sus casas, el convento y las casas consistoriales para uso exclusivo de los españoles que habían llegado a avecindarse.  También tuvieron que encausar para el pueblo las Aguas de Alhuelican  que estaban en una especie de ciénaga.

 

La historia de la población siguió su curso marcada por la obra evangelizadora y educativa de los frailes y se extendió hasta transformar la vida de los habitantes de la región.

 

Tehuacán había quedado indeleblemente marcada por la huella de la orden monástica que cuatro siglos antes había transformado Europa bajo la tutela de un hombre que en San Damián  había recibido una encomienda y que la tradujo en una obra llena de amor y caridad que multiplicó los frutos de la semilla del Reino  atravesando el mar hasta llegar al nuevo mundo.

 

La Tercera Orden de los Franciscanos (la de los seglares) se inició en Tehuacán a principios del Siglo XVII, probablemente al mismo tiempo que en la Ciudad de Puebla y floreció durante ese siglo y el siguiente, dando al hombre común (sin ser fraile o religiosa) la oportunidad de conocer y vivir el espíritu de su fundador.  La capilla de la Tercera Orden de estilo renacentista que forma parte del conjunto, corresponde a esa época.

 

 

Historia del Ex-Convento de San Francisco de Tehuacán

 

El Ex-Convento quedó terminado en el Siglo XVI, en 1615 fue visitado por Fray Juan de Torquemada.

 

A finales del siglo XVIII y siglo XIX  albergó a la más célebre Escuela de Latinidad de la Nueva España.

 

El Siglo XVIII fue el siglo de oro de Tehuacán durante la época virreinal.  Don Francisco de Mendoza uno de sus ilustres vecinos instituyó en su testamento la fundación de dos obras pías una escuela de Gramática y un Hospital.

 

En cumplimiento de lo primero en 1726 el Convento de San Francisco proveyó licencia para establecer en Tehuacán de las Granadas, del Obispado de Puebla de los Ángeles una Escuela

de Estudios de Gramática.

 

En 1727 quedó instalada dentro del Claustro Franciscano.  Su primer preceptor fue Fray Antonio de Abasolo Zuazua con título de predicador.  Fue un gran educador pues para 1735 era lector de artes del Colegio Franciscano de San Buenaventura de Tlaltelolco, algo así como un seminario mayor y en 1741 alcanzó el honor de ser nombrado por el virrey de Nueva España catedrático de la Universidad de México.

 

Después de varios preceptores de los que no se tiene registro en 1770  se hace cargo de la institución Fray Ignacio María del Castillo y bajo su tutela alcanza la escuela su mayor auge.  Introdujo como novedad comunicarse  con los alumnos  sólo en latín.

 

De sus aulas salieron personajes muy ilustres como Miguel Santamaría que llegó a ser secretario del libertador Simón Bolívar; Manuel Montes Argüelles, Gobernador de Veracruz, José Bernardo Couto, destacado escritor y Juan N. Troncoso precursor del periodismo en Puebla. La escuela dejó de funcionar  a partir de la Guerra de Independencia.

 

El Convento de San Francisco pasó a ser Propiedad Federal en cumplimiento con las Leyes de Reforma en 1856.

 

El último franciscano que habitó en el Convento fue Fray  Antonio Varela y Bazán que fue quien hizo las modificaciones de la planta alta y que debió tener grandes conocimientos de arquitectura porque fue quien diseñó y reconstruyó la cúpula de la capilla.  Los frailes abandonaron Tehuacán a fines del siglo XIX.

El terreno original del convento iba de la 3 sur a la 5 sur  y de Independencia a la 3 Oriente.  En 1868 las autoridades locales pidieron al Gobierno Federal les cediera ese terreno para obras de beneficencia y bajo esa condición paso a su poder, pero los ayuntamientos anteriores a la revolución no cumplieron con esta condición y se dedicaron a vender en fracciones las huertas y los anexos.

 

Intervino el Gobierno Federal y anuló las adjudicaciones, pero los gobiernos que siguieron hicieron lo mismo. Una nueva inspección a principios del siglo XX volvió a mostrar irregularidades y se iniciaron juicios para recuperar lo vendido indebidamente.

 

En   1922 el   Ayuntamiento   volvió a solicitar le dieran  la posesión del Convento y de la Capilla de la Tercera Orden comprometiéndose a darles mantenimiento y dedicarlas a la educación.  No se les concedió porque no los habían reparado nunca.

 

Siendo presidente de la república el Lic. Miguel Alemán se nacionalizó el predio  y se le otorgó a trabajadores de Hacienda para que hicieran un fraccionamiento.  Pero Don Rafael de Uriarte se acreditó como propietario, ganó el juicio al gobierno  que tuvo que indemnizarlo por los pre-dios ocupados y le dio posesión del convento, la capilla y el atrio.

 

En los años sesenta este propietario  lo vendió al señor Manuel Vargas Cacho quien a su vez las otorgó a la inmobiliaria Casas y Terrenos de Tehuacán, S. A.  A fines de los setenta y principios de los ochenta las autoridades de la ciudad se propusieron recuperar esos inmuebles en ruinas con la idea de devolverles algo de su original esplendor.

 

Se empezaron a hacer las gestiones para el rescate en 1980 ante la Secretaría del Patrimonio Nacional, y el INAH  por conducto de su titular la Profesora María Elena Landa  le puso sellos de clausura para  que nadie los ocupara y no se siguieran dañando.

 

Los vendedores ambulantes prácticamente ocultaban la entada del convento y la Capilla .  No se sabe cuando ni por quién desaparecieron algunos de sus elementos originales, la fuente y las esculturas de los nichos laterales de la capilla.

 

Durante el periodo de gobierno 1978-1981 se solicitó un presupuesto para su reconstrucción pero era muy difícil de realizar, ascendía al 15% del presupuesto anual del Ayuntamiento y había obras prioritarias relacionadas con el agua potable que eran inaplazables.

 

Fue hasta 1983 cuando gracias a personas altruistas se inició el rescate de este inmueble. La arquitecta Margarita Martínez del Sobral de Romero dedico su tesis de maestría al Convento de San Francisco en Tehuacán, Puebla y es gracias a ella, a la Señorita Socorro Romero Sánchez , a la iglesia diocesana y  al equipo de trabajadores  encabezado por el maestro Ricardo Flores que este edificio recuperó su fisonomía original  pasando a formar parte  del patrimonio arquitectónico y cultural de la Diócesis. En 1985 lo puso al servicio de Tehuacán, convirtiéndolo en Instituto Pastoral.

 

 

Se localiza sobre la Calle de Agustín A. Cacho al lado del Templo de San Francisco,  su atrio es amplio con dos jardineras en las que crecen frondosos laureles de la India, la portería consta de dos arcos y medio y tres ventanas.  La puerta de acceso, una de cuyas hojas es original,  está debajo de un arco deprimido  y sus jambas son unas pilastras adosadas a la pared con fuste liso y capitel sencillo.  Arriba tiene dos escudos con anagramas, el del lado izquierdo tiene las letras JHS y el del lado derecho  MA  entrelazadas con una corona encima de ellas, este es un anagrama mariano.

 

En la clave del arco hay una cruz sobre una calavera y sobre todo ello en la pared hay restos de pinturas murales de ángeles  tocando flautas, arpas y otros instrumentos musicales.

 

Al traspasar el pórtico en el acceso al claustro a la izquierda se puede observar un nicho  que originalmente era un acceso al templo, en el que actualmente está colocada una pintura de la Virgen de Guadalupe.

 

Todo el pasillo se encuentra decorado con grutescos y el único personaje en todo el convento  que se conserva es San Francisco de Asis en actitud de escuchar la voz de Cristo  quien le dicta las Reglas de la Orden.

 

Después se llega al jardín interior circundado por diez y seis columnas toscanas y arcos que sostienen la segunda planta.  Los pasillos que rodean el jardín están decorados por una cenefa gris oscuro con blanco enmarcada en la parte superior e inferior con un cordón franciscano.  Dentro de la cenefa hay motivos de flores y frutos como granadas y uvas, hojas de parra y la figura de un animal con cabeza de lobo y cuerpo y patas de dragón.

 

El artista quiso plasmar en las granadas que son el símbolo de Cristo en la Iconografía Cristiana un fruto muy conocido y emblemático de nuestra ciudad.

 

En ambos pisos hay varios salones pero uno muy interesante es el que  da acceso a las escaleras, tiene un lavamanos adosado a la pared oriente y pinturas en las paredes que representan el cultivo de viñas, debió haber sido el comedor y en el cuarto de junto hay un horno por lo que es de suponer que fue la cocina y pasando este hay varios cuartos que debieron ser alacenas o bodegas que tienen salida a un patio pequeño, parte de la huerta.

 

Frente al pórtico y vestíbulo está la pared oriente y en ella estaba la sala conocida como “De Profundis” (Desde lo profundo clamo a ti Señor. Salmo 130), donde los frailes se reunían diariamente a rezar. Esta sala es actualmente la Sacristía del Templo y se encuentran clausurados sus accesos desde el convento.

 

En el segundo piso estaban las celdas de los frailes y aunque ahora son una serie de habitaciones grandes probablemente en su origen fueron pequeños cuartos que después se modificaron.

 

Cuando se restauró el ex-convento se respetaron todas las partes originales  que existían como muros hasta de un metro de grueso y se ocuparon materiales semejantes a los utilizados en su edificación.  Las paredes se pintaron ya restauradas de color blanco, con guardapolvo color ocre y una línea intermedia negra.

 

El jardín se compone de naranjos y limones que en Primavera perfuman el ambiente con aroma de azahares y en las demás estaciones se llenan de frutos.  También hay sembradas flores de pascua que alegran con su colorido el Invierno, margaritones, geranios y pequeños setos.  En el centro hay una fuente de piedra que no es la original.

 

Indudablemente el Ex-Convento de San Francisco es un bellísimo edificio, motivo de orgullo para la Diócesis que tiene ahí funcionando sus oficinas administrativas y varias escuelas de formación cristiana y celebra también eventos, reuniones, conferencias y pláticas relacionadas con su ministerio.  En la Capilla de la Tercera Orden hace algún tiempo  estuvo instalada la Biblioteca  Municipal “Joaquín Paredes Colín”.

 

Está ligado este inmueble a la historia de Tehuacán, ahí funcionó la primera y más importante escuela de Latinidad de la época colonial, pero lo más importante es que su restauración lo puso al servicio de sus habitantes a través del Instituto Pastoral.  Durante los últimos diez años ha logrado realizar actividades de carácter intelectual, cultural y religioso en beneficio de este pueblo de Dios, elegido hace más de cuatro siglos, por unos humildes frailes, para recibir la semilla del cristianismo.

 

Su ocupación actual es el mejor reconocimiento que se le puede hacer a un inmueble que además de su gran importancia histórica y belleza, proporciona un servicio constante a la Comunidad Diocesana.

 

 

Extraído del Libro Tesoros Arquitectónicos de Arte Colonial en la Región de Tehuacán de Guadalupe Martínez Galindo. Libro altamente recomendable.

 

 

 

 

Bibliografía:

 

DESCRIPCION DEL CONVENTO DE SAN FRANCISCO en TEHUACAN, PUEBLA.  Tesis de Licenciatura en Humanidades, Universidad de las Américas, Puebla, 1983.– de ADRIANA ABASCAL DE VILLA.

 

LA ESCUELA DE LATINIDAD DE TE-HUACÄN.– 1959, renovado en 1991.– SALVADOR CRUZ MONTALVO:

 

LA RESTAURACION DEL EX-CONVENTO DE SAN FRANCISCO EN TEHUACAN, PUEBLA.– Tesis de Maestría de la Universidad Lasalle, incorporada a la UNAM, 1983.– MARGARITA MARTINEZ DEL SOBRAL DE ROMERO.

 

APUNTES HISTORICOS DE TEHUACAN.– 1910.– JOAQUIN PAREDES COLIN.

 

EFFATA.– Boletín Informativo Diocesano.– Abril de 1995.

 

 

 

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