Leyenda de La Planchada (Mitos Leyendas Urbanas de Tehuacán)

Leyenda de La Planchada (Mitos Leyendas Urbanas de Tehuacán)

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Leyenda de La Planchada:

 

A principios del siglo XX existió una mujer de nombre Isabel Manríquez, quien vivió en la antigua “Calle del Aguacate” junto con su esposo y sus dos hijos; era una dama de andar elegante, muy seria y caritativa, facultad que en mucho le ayudaba ya que desde muy joven eligió el noble oficio de la enfermería. Se dice que desde pequeña ayudaba a los desvalidos, llevándolos a su casa para procurarlos hasta que el azar los llevaba a otros puertos.

 

Su trabajo como enfermera lo realizaba en el Hospital Municipal que en ese tiempo se encontraba en el Convento El Carmen”, de tal modo que todos los días atravesaba el Parque Juárez, de su casa a la iglesia, de la iglesia al hospital y del hospital a su casa, siempre como un buen reloj suizo, libre de contratiempos. Por esta gran estabilidad como ya decíamos, de reloj y por su aspecto tan pulcro era conocida en Tehuacán como “La Planchada”, siempre vestida de blanco, bien arreglada y con un caminar preciso.

 

Se dice que un día llegó al hospital un enfermo que pidió verla, se trataba de su hermano Artemio que venía grave procedente de Veracruz. Isabel le brindó los cuidados más amorosos sin embargo pese a los esfuerzos la muerte del joven fue inminente, situación que provocó una gran tristeza en la enfermera, quien se retiró a su casa sin decir nada más.

 

“La Planchada” desconsolada por la muerte del hermano menor permanecía encerrada en su recámara sin dormir y sin comer, hasta que un día el esposo consternado rompió la puerta, descubriendo a la enfermera en cama, delirante, pues por desgracia como su hermano, también había enfermado de cólera. Fue llevada al hospital donde sus compañeros la atendieron dándose cuenta de que los estragos eran irreversibles; al transcurrir los días el caso empeoró y pese a los esfuerzos la madrugada del 12 de abril falleció en su casa de la Calle de los Aguacates.

 

Muchas personas asistieron a los rezos pero quedaron sorprendidas al ver al otro día a Manríquez atravesar el Parque Juárez como de costumbre, dos de los pacientes que estaban en las camas del hospital dijeron que fueron visitados por La Planchada y que uno de ellos le obsequió una flor, que quedó en un jarrón donde al paso del tiempo, para sorpresa de propios y extraños la misma no se marchitaba.

 

Es muy común que entre médicos, enfermeras y personal de apoyo de los hospitales se cuente que aparece esta mujer, siempre impecable, ayudando a sus compañeros, a veces advirtiendo sobre posibles accidentes o sobre casos donde pese a los grandes esfuerzos de la ciencia, los pacientes tienen que morir.

 

 

Cómo se Hilan las Historias:

 

Cuenta el señor Alfredo Hernández, taxista con 20 años de experiencia que en el año de 1999, (días después del temblor que sacudió Tehuacán) a eso de las 3 de la madrugada frente a la Cruz Roja una impecable enfermera bastante atractiva le hizo la parada. Pidió al chofer que la llevara a su casa pero llamó su atención que la mujer lloraba discretamente.

 

En el trayecto el taxista le hizo varias preguntas de cortesía pero al no obtener respuesta siguió el camino señalado. Al llegar a la 4 oriente esquina con la 3 norte, la enfermera bajó del automóvil y se disculpó con el chofer porque supuestamente no tenía dinero, quitándose una cadena pero al mirarla el taxista se dio cuenta que era de oro. Sabía que no podía aceptarla así que le dijo que la iba a tomar en garantía y que en la tarde pasaría por su pago.

 

Al otro día cuando Alfredo llamó a la puerta donde se quedó la joven nadie le contestó, esperó un buen rato y no pasó nada, así transcurrió una semana y nuevamente se decidió a buscar a la muchacha, ya no para cobrarle sino para devolverle la cadena porque desde el día en que la agarró nada más no habían clientes, se enfermó su esposa y tuvo un accidente. Luego de tocar a la puerta un buen rato salió un señor de edad avanzada, preguntándole al taxista qué quería.

 

El chofer le dijo al anciano que iba a dejar una cadena que le habían dejado en garantía, por un adeudo de la semana anterior, explicó detalladamente la fisonomía de la muchacha y entonces el viejo lo invitó a pasar. Alfredo sentía temor, aunque el dueño de la casa parecía inofensivo, la sala donde estaba era oscura, fría… luego de unos minutos apareció de entre las sombras el viejo con un retrato, “¿ésta es la que te trajo a la casa?”.

 

Alfredo reconoció enseguida a la mujer, le dijo que sí y se hicieron unos minutos de silencio. El taxista mostró la cadena al anciano, en efecto se trataba de un relicario propiedad de Isabel Manríquez, “La Planchada”, mismo que traía puesto en esa vieja fotografía, fue ella quien buscó desde otros mundos la manera de hacer llegar este recuerdo a su hijo ya nonagenario.

 

La historia de “La Planchada” ha trascendido las barreras del tiempo, pues desde hace décadas se rumora que hace su recorrido por las noches, con su impecable uniforme, haciendo la parada a taxistas y transeúntes, siempre pidiendo ayuda para llegar a su casa. Quizá esté de visita en los lugares donde más la necesitan, donde la tragedia ha marcado a los desvalidos… es posible que se trate de un recordatorio de todas las cosas que se encuentran más allá de esta vida y que por amor o devoción, continúan después de la muerte.

 

 

 

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2 Respuestas

  1. Verónica

    Me encanta la manera de relatar las historias sigue así ¡!!!!!!!

  2. marisa

    me gusto la manera de abordar las historias y los detalles